Al respirar te haces consciente de que estás vivo. Con la meditación el proceso respiratorio se hace consciente, te sientes presente. La palabra meditación procede del latin “Meditari” y hace referencia a la acción y efecto de meditar (enfocar atentamente el pensamiento a la consideración de algo). El concepto está asociado en la reflexión profunda, que esto te lleva a un autoconocimiento profundo.
Desafortunadamente la meditación aún se relaciona con la religión, Budismo, Judaísmo, Islam… Pero en realidad la meditación no tiene religión. Ya que la meditación puede ser totalmente terapéutica contribuyendo a fortalecer la memoria, mejorar la concentración, mejorar la salud en general, fomentar la relajación bajando los niveles de estrés, y así poniendo punto final a la ansiedad, y se ha convertido en una herramienta muy buena para acabar con los cuadros de depresión.
Para el Budismo, la meditación es un Práctica esencial para erradicar el sufrimiento y erradicar en sufrimiento.
Para el Judaísmo es una forma de conectar con Dios, dejar que pase la luz.
Lo bueno de todo es que uno puede incorporar técnicas Budistas que son maravillosas, y técnicas procedentes del Judaísmo que funcionan increíblemente, y trabajan muchos aspectos del alma, mejoran tu vida a muchos niveles… sin ser Budista ni Judío puedes incorporar estás técnicas en tu vida.
Al respirar… sabes que estás vivo.
Al respirar…. te haces presente.
Al respirar… tu ritmo baja y comienzas a apreciar lo que tienes.
Al respirar… sientes que todo fluye.
La Respiración es vida, en la Meditación… se respira.
“En los próximos artículos te cuento los diferentes estilos de meditación que hay”.
Aunque yo soy partidaria que la meditación no tiene estilo, y uno puede conectar consigo mismo en cualquier momento, pero eso sólo mi opinión.
Quiero explicarte las diferentes formas de meditar, y cómo funcionan en nuestro cuerpo, emoción y mente.
Siempre es un buen momento para meditar.